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Tengo HLA-B27 y a mucha honra

Para confirmar que es una Espondilitis lo que padecemos, nos han debido realizar -tras los exámenes y radiografía pertinentes- un análisis específico de sangre, para ver si poseemos un HLA-B27. Y es que está probado que la mayoría de los que padecemos la EA lo tenemos. Incluso las personas que han dado "negativo" en un primer análisis dan frecuentemente "positivo" en el segundo, por los errores que suelen ocurrir en los mismos. Veamos qué es el dichoso HLA-B27.

Tal vez hayas escuchado a alguien decir -sin tener ni idea de este tema- que algunos "llevamos en la sangre" esta enfermedad, o que se trata de un fallo genético, que pasa de padres a hijos, y o cosas parecidas. Pero las cosas no son exactamente así.

Digamos para empezar que todos tenemos el sistema HLA. Significa "Human Leukocyte Antigen" y fue descubierto en 1965. No está relacionado con el grupo sanguíneo: el sistema HLA está ligado al sistema inmunológico, es decir, con el sistema que nos defiende de las enfermedades. El problema surge cuando este sistema de defensa contra las enfermedades comienza a funcionar equivocadamente y a atacarnos a nosotros mismos, que es lo que nos ocurre a los que padecemos espondilitis y muchas otras dolencias.

El conocimiento del sistema HLA ha sido fundamental en medicina para el avance de los transplantes de órganos, para superar el escollo de los rechazos. Jean Seignalet -gran conocedor de estos temas- fue un doctor pionero en transplantes y en consecuencia un sabio de la inmunología; a nadie debe extrañar por tanto que sus opiniones sean de gran importancia para los artríticos que padecemos de trastornos inmunitarios. Y es que los genes y moléculas HLA están estrechamente relacionados con la respuesta inmune y las enfermedades auto-inmunes.

Los genes HLA se encuentran en el cromosoma 6 de los humanos. Estos genes se heredan de padres a hijos. Sin embargo, ello no significa que si el padre o la madre son HLA-B27 los hijos deban de serlo automáticamente; aunque es evidente de que la probabilidad de que ello ocurra será mayor que en otros niños. El sistema HLA se divide en dos grupos. El grupo I agrupa a los HLA A, B y C. El grupo II a DR, DQ y DP. Dentro de cada uno de ellos existe una gran variedad de subtipos. Por ejemplo, sólo nuestro grupo B-27 tiene 11 de ellos.

El sistema HLA interviene de dos modos muy distintos en las distintas enfermedades relacionadas con él. Algunas enfermedades se originan debido a fallos en el sistema HLA; es lo que ocurre con las relacionadas con las de HLA grupo II. Pero el problema de los espondilíticos y el de los pacientes de otras muchas enfermedades no reside en una "aberración" de nuestro sistema HLA: la EA se relaciona con un tema de auto-inmunidad, y esto ocurre a los que tenemos un HLA del grupo I. A ver si lo aclaramos un poco más.

Para empezar, está el tema de la frecuencia. Desde 1972 está demostrado que la mayoría de problemas de autoinmunidad se relacionan con un HLA en concreto. Que es lo mismo que decir que las personas que tienen un tipo de HLA (en nuestro caso, el B27) tienen más probabilidad de contraer una cierta enfermedad que las poseedoras de otro tipo de HLA. Lo que ocurre es que como a la mayoría de los pacientes de enfermedades autoinmunitarias no se les realiza la prueba del HLA, por dicha razón nunca conocerán esa relación. Por ejemplo: los síntomas de artritis (o poliartritis) reumatoide son tan claros y conocidos que a quienes los padezcan no se les analizará el HLA; si se lo hicieran, sabrían que con gran probabilidad son de HLA tipo DR4, DR1 o DR10. Y así con el resto de enfermedades de autoinmunidad. Sin embargo, a los sospechosos de padecer Espondilitis se nos realiza dicha prueba, para no equivocar el diagnóstico con alguna dolencia parecida y establecer definitivamente el mismo.

Volviendo a la relación entre la Espondilitis y el HLA-B27, esta relación se establece con los subtipos 2, 4, 5 y 7, y no con el resto de los 11 subtipos. Dicho de otro modo, los poseedores de ese tipo HLA y esos subtipos tenemos más probabilidades de sufir Espondilitis que el común de los mortales, pero no así los que son de los restantes subtipos. En Africa, por ejemplo, en la población negra el HLA-B27 que se halla es del subtipo 3, y es por ello que casi no se conoce la Espondilitis en esta población.

Pero con el tema de la autoinmunidad la lógica funciona también en el sentido inverso: si decimos que el sistema inmunológico protege nuestro organismo de las enfermedades -que el HLA es nuestro sistema de defensa- resultará que del mismo modo que los HLA-B27 tenemos más probabilidades que los demás de contraer ciertas enfermedades, así también estaremos más protegidos de otras dolencias. Por ejemplo: existen en la literatura médica investigaciones que demuestran que los HLA-B27 resistimos mejor que los demás a enfermedades como la gripe, la viruela, el SIDA y otras enfermedades de origen vírico.

Algunos investigadores han relacionado con dicho fenómeno el hecho que se da entre los Esquimales, los Indios de Norteamérica y algunas otras poblaciones: porque, ¿Cómo entender el hecho de que entre los Inuits y algunas poblaciones amerindias la frecuencia de HLA-B27 llega hasta el 40% o al 50%, cuando en el Sur de Europa es del 4% y en el Norte de Europa del 10%? Se conoce lo que ocurrió con los indios Haida de Canadá; esta población resultó diezmada cuando en el siglo XIX llegó el hombre blanco a su tierras y acarreó con el algunas enfermedades no conocidas por los indios hasta entonces, entre ellas la gripe y la viruela. Algunos estudiosos relacionan con el efecto protector del HLA-B27 al hecho de que entre los supervivientes sean tan abundantes los pertenecientes a dicho grupo, por haber sido quienes mejor hicieron frente a las enfermedades recién introducidas.

Y ello nos lleva a la siguiente cuestión también estudiada por algunos: ¿Cómo se entiende que siendo tan alta la frecuencia de HLA-B27 entre los Inuit casi no conocen la Espondilitis? Tanto el doctor Alan Ebringer (véase su teoría en la sección Klebsiella Connection) como Jean Seignalet (ver La Versión de Seignalet) son de la opinión de que dichos grupos de población han experimentado cambios también en la frecuencia de Espondilitis en cuanto han comenzado a cambiar su alimentación tradicional: los Esquimales no consumían ni leche ni cerealas hasta hace muy poco, y ahora cuando están abandonando la Dieta Paleolítica para adoptar las rutinas alimentarias de Occidente, han comenzado también a padecer nuestra enfermedad.

Esta cuestión tiene otra derivación de interés en lo que respecta a Euskal Herria (Pais Vasco). Es conocido que los vascos poseemos ciertas especificidades genéticas entre las poblaciones de Europa. Y existien entre nosotros profesionales y equipos que estudian la Espondilitis y la incidencia del HLA-B27. Esperemos que pronto nos ofrezcan algunas de las conclusiones a las que van llegando. Por ejemplo: ¿Será que la Espondilitis incide de modo distinto entre los vascos nacidos en familias que viven aquí desde muchas generaciones y los que son descendientes de personas inmigradas durante el último siglo? Yo apostaría (un euro) a que sí.

Para terminar, siempre sale a la palestra -en las conversaciones entre espondilíticos- la discusión de si es conveniente realizar la prueba del HLA-B27 a nuestros hijos e hijas. En este punto mi opinión coincide con la de los clásicos: esa prueba debe ser la prueba final, la que se debe llevar a cabo sólo si hay un problema que nos haga pensar que se trata de un caso de Espondilitis (o una enfermedad inflamatoria asociada, sea iritis, inflamación intestinal, psoriasis, etc) y el resto de análisis encaminen hacia ese diagnóstico. Es decir, que haya dolencia y diagnóstico en marcha. La prueba del HLA hay que hacerla al final, no al principio, para no distorsionar el diagnóstico de otra posible enfermedad. Y si nuestros chavales no tienen nada que los relacione con esas dolencias, no merece la pena vivir obsesionados con ello.

Si deseas saber más sobre este interesante tema, no te vendrá mal leer la discusión que se llevó a cabo en Kickas en 2002 en torno al HLA-B27.

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